escribir es mostrar, no narrar. la clave es mostrar, no explicar, pero hablar se convirtió en un demostrar, de-mostrar, de-construir para ver la historia completa. vida hecha desván. escribía escenas. escenas, escenas, escenas que de-muestren, pero hoy ya no quiero de-mostrar. no quiero narrar la legitimidad de la vivencia. si todos moriremos, ¿podría decir que estoy feliz de estar triste? que la tristeza acuna, que la tristeza es demostración, que lo interno también vive y que no quiero hacerme la víctima, fui víctima.
Todos lo somos. Y Dios bendiga a los verdugos.
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miedo a vivir en libertad, miedo a contar en libertad, callamos, callamos y el corazón grita, parpadea en el intestino avisando de la insoportable capacidad de aguantar. vivir aguantando, vivir para sostener, vivir y vivir para que llegue el final. la felicidad sobrevalorada, impuesta y autoimpuesta para encontrar el amor. la melancolía de los hombres sin mujeres y yo a veces quisiera ser hombre, ese que está apoyado en la columna y mira a todos sin interesarse por nadie. el interés está en él, en su vaso, en la corbata que no lleva puesta.
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los psicópatas están por todas partes, los cómplices de los psicópatas sostienen el tejido humano de lo injusto, el ardor de tantos intestinos, el suicidio de los que no comprenden, los que no pudieron llegar hasta el final. interrumpieron su torrente en el río, cascada, lago. a lago no llegaron. si sigo resistiéndome, si sigo frenando el devenir, ¿qué fluidez interrumpida me espera?
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no quise amarte, solo te eché azúcar. avispas olisqueando y no picaste. ni siquiera quería que me amaras de verdad, solo buscaba dejarte primero. si me hubieras hecho caso, si me hubieras respondido con caricias salvajes, encuentros forzados, yo. pero caminaste y caminaste y ahora ya no puedo, ahora ya no puedo dejarte, ni el azúcar de ese hueco me dejaste. te deseo putrefacción, estampidas en zig zag, que la cicatriz nunca te visite, que los cuerpos se abran ante tu tótem buscando el trato injusto.
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los frenos a la oscuridad nunca me abrazaron. los impedimentos a la palabra ahorcaron años de imaginación resignada. no miro atrás, no corrijo, no puedo manipular lo tétrico que acampa en mí, “tienes que sacarlo”, dijo un chamán. y, ¿cómo hago si no reconozco la salida? si la puerta es demasiado estrecha, si no hay pomo que abrir, rendija que amanse el caudal. y dentro, dentro, dentro. y no sé dónde me llevará esto y no quiero leer hacia atrás y no quiero corregir y quiero que el caudal encuentre lago pero solo es cascada de hojas muertas, húmedas, pesantes.
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y el 13 apareció en una matrícula y yo pensé todo va a estar bien y después alguien dijo que las coincidencias no existen y que existen todas y que la mente es inconexa y que estamos creando redes neuronales universales y que todo es y no es y yo ya no sé y supongo que me agarro al yin y al yang y que la filosofía se hizo para explicar nada y es en la nada donde la muerte nos cuenta que solo vinimos a vivir y que todo lo demás es narratología.
impostora, el 13 no significa y significa siempre y sabes que las palabras no son tuyas y las tomaste prendidas, ya burbujeantes y ahora te las apropias, impostora.
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leer y leer y leer y leer y leer y leer para evitar. para evitarme aquí, para evitarme la auto sorpresa, la auto sorpresa de existir porque narro, de quitarme el sombrero de la complacencia de la excusa que siempre habita y crece y sucumbe, y duerme debajo de la mesa y aparece en sueños vestida de padre de bien. y canta dentro y suena a verdad y convence y demuestra que las autoprofecías no son dignas de profetas, sino de mujeres convencidas de su poco valor, de su invisibilidad pretendida, estudiada, esa que ahuyenta, esa que busca clamor pero se encoge ante la mirada.
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y no quiero pensar en el momento de corregir y de pronunciar en voz alta y encontrar lo que el oído no aprueba en su sentido de belleza y cambiar palabras y moverlas para dejarlas igual y solo poner otra coma y después llorar y llorar porque no tiene sentido, porque a quién le interesa y le interesa a todos los que no quieren saber nada de lo que es reescribir y que dirán que todo lo escribiste por alguna razón y tú no encuentras razones en el trastero más que las de un subconsciente perturbado, ah, perturbada te llamaron muchas veces y ahora te da igual porque de perturbados está lleno el cementerio y todos vivieron.
y todos moriremos, al menos eso.
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qué caprichos te concedes que sabes que no podrás cubrir de agua, gritarlos en la sabiduría del poder, la melancolía de que esto también se abandona, y tú seguirás abandonando, pero sin querer hacerlo volverás al teclado, al teclado, al teclado limpio y estrecho, las vocales pareciendo pocas, demasiadas posibilidades en todo lo demás, en todo lo que no quieres explorar, en todo lo que ya no sirve, pero sí sirve y otra vez el sí y el no, el querer que no quiera, el querer que la modificación de nuestra genética se haga ya, sin precedentes, sin pensarlo más, torrente carcomido de odio el que te espera en el otro lado, con ese carácter quién te va a aguantar, espera, eso no lo dije yo, eso fue el tiempo imponiéndose a la memoria.
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la sobrevaloración del esfuerzo ya terminó de inundar la sangre que desgracia la vida. vidas acompañadas, toxicómanas. en el fármaco se hallaron respuestas que no explicaron nada. el sinsentido se hizo cera, palacetes de cigarros ahuyentando caminos empedrados, en el error perpetuo te identificaste y aceptar se convirtió en oficio maderero. tu esfuerzo por aceptar consumió unos brazos dopados de hormonas haciendo de lo suyo, de eso que tanto saben hacer en tu cuerpo estampado de colores eléctricos.
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sueño que sostengo el cadáver, coloco mis manos sobre su cuello y la ahogo, ahora sí, para matarla de una vez. ahora que ya estoy a salvo de tu crueldad puedo perdonarte. viendo cómo te ahogas siento la felicidad de una niña despatarrada al sol. la institución familiar, fuente de hipocresía inacabable. ¿eso pensarías de mí? eso siento, pensar sobre ti ya no lo hago, el intestino me mandó callar y por una vez, escuchar. escucharme.
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sufrimiento ajeno, alimento psicopático. a los psicópatas habría que matarlos, no importa cuánta conciencia desarrolle, mi bondad tiene límites, los límites de la sangre encendida sobre vísceras de amor que aúllan y me cuentan que no habrá final para la mente que perturba. matar, morir es lo mismo. si todos moriremos, que ellos lo hagan primero. en el almacén del rencor ya no queda una mota de polvo, pero el polvo baila con la vida y nunca se mece en el descanso.
y esto que sale de dentro de mí y que ya no avergüenza porque la vergüenza se la tragó el amor de sentirme por fin en soledad, por fin al borde de la hipocresía, por fin cazando víctimas que no quieren serlo. os comisteis las pasiones del alba, en la bruma ya no hay poesía, no hay poesía si el alma no puede gritar acantilándose como una paloma degollada al azar del viento.
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cruzaste las fronteras de mi cuerpo, mi cuerpo es mío, solo mío y no pertenezco más que a mi sentir. lo que la voz de la autocompasión me ha chivado no querrás saberlo. acabaría con tu integridad porque tu dignidad ya te la robé, no serás digno ni del ataúd que te acoge, a la fosa del destierro de lo humano perteneces. junto a ti, tu querida familia del silencio, de la complicidad del abuso de los cuerpos que te apropiaste sin derecho. el derecho, institución problemática que existe mejor y para siempre en la certeza del autoaprecio.
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canales de amor propio desplegándose ante el horror arrodillado. dejar de buscar en lo externo, introducirse los dedos palpantes. magulladuras de placer negro, en los caminos del arte me encuentro atea, la perfección desperseguida. no fui yo la que elegí el sentido de la vida, arrodillarme es la bendición, el don de la obediencia ante la no elección de la vida. castillos, castillos. todos rotos buscando la verdad. a ti no te gustó mi mantra de la desobediencia. camíname la espalda y escucha mi dolor aflojando las vértebras de tus abusos.
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si pienso, si pienso. si pienso en lo que estoy haciendo se me separa la carne de la palabra y no es ahí donde yo vivo, yo habito en el cuerpo de la letra siguiendo el compás que no quiere ser domado, que no quiere que. ni tú, ni nadie. tampoco yo misma me obedezco. el deseo me abandonó para poder respirar el poco aire al que la vida me dio derecho. no seas pesimista, me dijeron. y ahora, ahora por fin río.
castígame desde la muerte si te atreves.
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lava fundiendo carismas. la energía personal perdió la vía. acurrucada entre gusanos crecí creyendo ser feliz. dejar de poder, la pausa obligada tomó el control sin yo obligarme. sin yo saberme quieta. la rabia se hizo música, notas lanzadas que se descargaban en la enfermedad, haciendo visible la mutación de una vida que no podía ser transformada en nada mejor. descrecer. resacas animales, incomprensión en los ojos frente a las mesas. masas sentadas entregándose a la religión de la euforia. la alegría impuesta para recibir un yo te entiendo.
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dientes, dientes, dientes. ¿desde cuándo las sonrisas son tan blancas? aperitivos bañados en color pastel. pelos largos, lacios, zapatos rechinando. enfados cuando se enteran de que la represión emocional impera. todos quieren saber sin escuchar caminos de gusanos desorientados. hubo disculpas a mamás, perdona que no te contara nada antes pero es que yo, todo mentira, solo para volver al trono de la rata muerta en paz y para siempre. el subconsciente haciéndose materia lo disfracé de excentricidad buscando la mirada amiga, la risa del aquí y ahora, la vida es una, anímate amiga, ¿cómo estás? si me necesitas bla, bla.
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si vuelves a hablarme así yo voy a tener que, tendría que haber dicho. y escuché lo que las reinas tenían que decir. qué buena amiga, hija, hermana, empleada, lo tiene todo esta chica. y los si vuelvesahablarmeasí adoctrinados bajo las normas del saber estar. los huecos del laberinto social aceptable son cada vez más estrechos. las hierbas crecen entre el asfalto y en vez de otorgar confianza ahogan las posibilidades del amor. de encontrar la verdad. llamadas, llamadas para que sepan que estás ahí, saberte viva y escuchante. dispuesta, cariñosa a veces, ejerciendo amor con permisos de límites ajenos.
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y si un día despertara y por fin creyera que el cielo me piensa. ¿quién sería? ¿quién podría ser en una vida de injusticias expresadas? sería tanto el desengaño que pediría a la eternidad que me olvidase. un latido descompuesto y basta. los silbidos en la ventana no esperan que salga vestida. en la desnudez me buscan. mordeduras de alambre, cordones sueltos, peines sin mango. no tuvisteis bastante con la camisa abierta sin botones.
necesito Descanso.
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negro como un mar que no es negro pero lo parece y lo parece porque la luz así lo determina, sin que el agua lo permita o lo quiera permitir, porque en el subconsciente también la naturaleza se halla, se explica a sí misma imitando la fechoría humana, imitando todo lo que no queremos ser y nosotras como Ella y Ella pareciéndose, quejándose, mimetizándose en el horror de la carne. el cangrejo prefería morir en aguas doradas y míralo, retorciéndose en la orilla de un mar sin pulpa.
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viejos, viejos, viejos en masculino. y la carne de los hombres viejos acabará pareciéndose a la mía de tanto mirarlos. juro que no los busco, que yo no les hice eso que ellos tanto predican, que Elektra no me contó nada que no supiera, que yo también le quería, pero solo al principio y después, después ya vinieron las ganas de arrancar árboles, desarmar selvas a puñetazos, darle luz a la tierra que nos abandonó cuando dejamos de creer en su Divinidad. Nadie quiere morir en la sombra verde del caño. A la luz nos reconoceremos mejor, podremos seguir contándonos mentiras sabiendo que solo son cuentos de niñas. sí, vuestros cuentos, los cuentos de los hombres ya pasaron, no queremos escucharos, el tiempo de nuestra ficción ha llegado, señores.
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plata de olor a piedra, ¿será en el tiempo ahogado donde yo pueda florecer? será aquí o no será dice la conciencia que no es conciencia, que no quiere que yo dé el mismo fruto que el de vidas pasadas, pero ya no lo recuerdo, ya no sé a por quién vine, a quién quería matar en el silencio de la guerra que no viví, esa que me salté, esa que está bajo la tierra que ensombrece el mar, y el aire y las nubes y la luna y las estrellas y el sol todopoderoso. sigue amaneciéndonos como si no te hubiéramos deshonrado jamás y ya sé, ya sé. no te lo pediré más veces. todos sabemos lo que vinimos a hacer pero no nos escuchamos, es más fácil decirle al sol cuál es su misión.
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en la banda sonora del exterminio angelical nos reencontraremos para siempre. pretenciosos, ahogados, sin lágrimas vivas que disparar, cuando todo esto acabe y nuestras manías ya no tengan más sentido que el de ser manías mías, tuyas, y ¿qué más? ahí nos veremos abrazados como si nada hubiera ocurrido, como si yo nunca hubiese tenido un hijo en la cima de los sueños no permitidos. cantar es para todos pero a ti no te dejaron más que el baile de auroras, y así, con la boca atropellada me esperaste hasta que ya no pude más con mi ausencia de maternidad.
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las agujetas de la culpa no me cambiarán, no me harán mejor persona porque no existieron más que en mis zapatillas viejas. ¿dónde estabas cuando aquellos hombres entraron desangrando ollas de acero? ¿quién eras entonces si no eras tú? a solas me engendré y no soy más que una hija del desamor. los malentendidos no existen si la injusticia visita las torceduras de nuestras almohadas. relatos para niñas creyentes cuando el abandono de la noche cumplía su objetivo de aniquilación.
la seguridad será para los amantes.
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escribir sin saber a dónde nos llevará todo esto. el placer del trabajo bien hecho no nos pertenece cuando las llamas creativas amenazan en la boca del fuego. aquí no vendrás más, aquí no te volverás a sentar porque esto no lleva a ningún sitio y esto solo es vanidad y esto solo es un vómito en la orilla de tu verdad y tu verdad poco nos importa a nosotros los que sí. tú trabaja para el sistema de consumo, que para eso y nada más nos sirves y para eso pagamos tus caprichos de lo que a ti tanta verguënza te da que llamemos bohemia. constipada en la escritura vivirás, pero si te quieres acurrucar en la diversión fugaz, hazlo.
crepitar en el fondo de los oídos. y continúo, continúo.
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qué casualidad que todo gire alrededor de ti. siempre. y te miras y te miras y el espejo solo envejece y engorda. duchas en la oscuridad, el olfato abierto. palpando el cuerpo que se seca, escapando a la luz que se cuela por la puerta, esa que nunca cierras porque ya, ya pasó y mejor vivir a solas con las puertas abiertas. el cuerpo pidiendo a gritos que lo abraces. si no me miras, tócame. no es necesario ahí abajo, pero abrázame. y te evitas y te evitas y a la mañana siguiente volvió a chocar el sol contra la ventana y la luz entrando y los espejos guardados y no me mires cuando te observo que ahí no quiero verte más.
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los neones educando almas cambiaron el rumbo humano. electricidad acompasada en la llanura del semicírculo. engendrando transformaciones estériles. y de repente, alguien decía. hablar con las manos es posible si vivimos inyectados de cielo azul tras puertas metálicas recordando qué hora es. y recuerdas por qué estabas aquí y por qué volverás. y por qué es normal que no quieras participar del fascismo teatral. pestañas cosidas al tiempo que nos tocó vivir. milagro existencial. desgracia coyuntural.
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materia vibracional que no alcanzo, ignorante de lo Bello en la arquitectura del cuerpo. evasivo. gastando energías en lo que ondula sobre el pelo, quiero tocar, quiero tocar eso no oigo. y escucho las necesidades la fisicidad, lo que nos trajo aquí, conciencia hecha alimento, expresión material del yo que se afana por contarme lo que no quiero hacer. y yo quiero volar y quiero abrazarme en el viento, construir peinados de amor para un solo de guitarra que grita en primicia lo que las almas castigadas no quisieron demostrar.
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convencer a los egos de que tu ser es más noble que sus intenciones es derramar sangre al aire. y una y una y una y, ¿cuándo acabará esto? gritos ahogados de melomanía, buscando palabras en la homofonía que no quiere dejarse ver en el barullo del yo. desnudando al ser de sus trajes se siente el frío. la tierra nos trajo para acogernos y el ímpetu social de lo aceptable nos sigue lanzando en pares de decenios. en el tiempo nos medimos el éxito y si el tiempo otorga su infinitud a nuestra existencia lo ahogamos con la sucesión de maravillas estranguladas. y volvemos a empezar, a encontrarnos y el frío y el viento y los abrazos se dan golpes por encontrarnos. y entonces parece que ya no los queremos.
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la ansiedad organiza los días. decide. estimula acciones al echarme de mi propia vida. aislada de las categorías, imprecisa, se hace presente dominando el cielo. torna en nubes la inocencia. la necesidad de confiar en el sentido se vuelve cartón mojado. y cómo compartir la especifidad de lo vivido, si lo vivido no halla palabras para trascender la empatía ajena. incomprensible. aterrada. por no parecer víctima, ni aparezco en la lista de visitas pendientes. pero yo sí, yo me veo cada mañana, desnuda de artificios, arremangada en la búsqueda del yin. energía introspectiva convertida en aislamiento inoportuno.
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escribir en la quietud no resulta ser opción elegible. si la expresión deseas, deberás moverte, morena. siente las ondas musicales penetrando en la piel. nunca estarás mejor arropada que por la Diosa del teatro musical. y la paz pertenece a los colores del movimiento y, ¿quién dices que vino a contarte lo qué significa la paz? no. no entendió tus corazonadas de niña movida por la pulsación del bajo hecho flecha. a golpes dramáticos fuiste enseñada y a golpes de vaivén bailarín seguirás encontrando el señuelo de la paz no compartida. comprendida si compartes, desdén del prejuicio de rarezas acabarás aceptando si deseas continuar.
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descartar la opinología. constipar los apegos si no puedes soltarlos. amarrarse a la incertidumbre si deshacer los nudos ya no es viable. estancamiento en la mente, congelar pensamientos si el dolor de cabeza no abandona su insistencia. amorrarse al sol y perpetuar los hombros altos cuando ellos quieren atarse del cordón frontal que aprieta y ahoga y se hace visible en la respiración y nadie más lo ve y crees que morirás asfixiada pero sigues respirando ahogada en la soledad multitudinaria. tarareas todo va a estar bien para ti y así que nadie lo vea, que nadie vea lo que te habita el pecho lleno de lanzaderas imaginarias que controlan sufrimientos guardados.
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suelo fregado sinónimo de libertad para pies que no quieren corromperse. suciedad almática, maestra de ceremonias y aniquilaciones infantiles. cuando el juego del temor de cincoañera escapa a la perversidad mantiene en su fulgor de la venganza una forma de bondad inconsolable. razonable. a tientas parece que se ajusta a todos los moldes del colchón. no dudará en manifestarse ante la injusticia envuelta en verdad estereotipada. corromperse es de sabios del hoy social. aquí estoy yo respuesta para todo problema molecular. tápame del olvido y dile a mis hijos que solo yo los pude amar como se merecían ser amados.
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si me diste la vida y no me puedo perdonar por haberla vivido así, porque el odio trasciende el concepto familiar y se transmuta en colores pastel sin control sobre la oscuridad. lo conocido se torna lila. costumbres que alojan la flacidez de los años. insulsas, pero amenazantes. quieren tornarse impermanentes cuando el hoy solo es fijo en evolución. atornillados los ojos vivirán en los ayeres del mañana y las siluetas acompañadas de cielos degradados se sostienen sin peso. costumbres viviendo en nuestras huellas de la psique. los pensamientos andando sobre el techo de la falsa seguridad. nos parece egoísta abandonarnos a la necesidad de libertad.
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escucha. vientos en el hígado. páncreas. intestino delgado. también el grueso. hay mucho viento, dice. células de cartón luchando por hacerse vivas. y si el viento sube y se torna palabra evitará los castigos de la eternidad azul. hay ríos que no colorean. orillas que se hacen tocar y embelesan a los errantes. en la transición visitamos manisfestaciones de la vida matérica. absoluta. manifestaciones de existencia palpable, aunque solo sea en lo palpable. y quién no, recreados a la intemperie. en el adentro ya surgieron las aguas coloreadas.
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